El portugúes, Vergílio Ferreira, se une, con este epistolario, a ese elenco de hombres con alma, mente y cuerpo, entregados a la influencia que ejerce el amor extremo por su esposa (cartas escritas después de su muerte).
A DonTrasto, le cuesta encontrar alguna explicación que sirva para comprender este magnetismo con escritores que se pliegan ante la grandiosidad de la sombra que dejan, o, como en este caso, han dejado sus mujeres. Sus mujeres, esas figuras cuyas aristas en el recuerdo no tienen límites.
"…porque estábamos prometidos uno al otro desde toda la eternidad, como es propio de un gran amor. Porque nuestro encuentro, pienso hoy, y lo imposible que hubo en él, no cabían en una vida y aconteció en la eternidad. Pero nunca te lo dije…"
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